martes, 7 de abril de 2009

Protegerse del sol en verano

Cuando se toman medidas de cuidado y protección de la piel desde pequeños, se disminuyen los riesgos de alteraciones que van desde quemaduras, y efectos estéticos como manchas, acartonamiento y arrugas, hasta cáncer de piel en sus diferentes tipos: espinocelular, basocelular y melanoma.


A través de la detección temprana, cerca del 95% de los casos de cáncer de piel son curables y permite realizar mejores tratamientos. Asimismo, el cáncer de piel es altamente prevenible, pudiendo conservar el bienestar y la salud del órgano más grande de nuestro cuerpo, siguiendo las recomendaciones que se plantean a continuación:



Consejos para protegerse de los rayos del sol en verano



Conocer y cuidar nuestro cuerpo

Lo mejor que podemos hacer es no ir contra la naturaleza, respetando nuestro propio color sin buscar cambiarlo a través de los efectos nocivos de la radiación UV. Es importante conocer las características normales de la piel. La observación y el reconocimiento de cualquier cambio, determinará la consulta al médico y la alerta ante: la aparición de nuevos lunares, manchas o verrugas. Heridas que no curan y llagas que no cicatrizan. Cambios en el color, crecimiento, pica¬zón o sangrado en manchas o verrugas o lunares.



Horario

Reducir la exposición directa al sol, especialmente entre las 10 y las 16 horas, cuando la radiación UV es más intensa.


Espacios de sombra

La sombra es una de las formas más efectivas de protegerse de la radiación UV, llegando a resguardar el 75% del total de la radiación. Igualmente los rayos solares se reflejan en diversas superficies como el agua, la arena y el cemento. Además la radiación U V traspasa las nubes y el agua, por eso los días nublados, frescos y ventosos también hay que protegerse. Por esto la máxima protección se logra combinando los diferentes tipos de sombra con el uso de ropa adecuada, sombrero, protector solar y lentes.



La sombra natural, provista por árboles y plantas, debe cubrir un amplio espacio y adecuarse al paisaje, a las condiciones ambientales del lugar y a las actividades a desarrollarse en ese ámbito específico.

También se puede disponer de sombra a través de sombrillas y toldos, los que se colocan de acuerdo a las diferentes actividades a desarrollar.



Por último, es posible contar con espacios sombreados a partir de estructuras o edificios ya existentes o a construir.



Es necesario entonces identificar, de acuerdo a cada circunstancia las necesidades de contar con espacios sombreados. Como ejemplo mencionamos: En el hogar: techos, toldos y árboles para el jardín, contar con sombrillas para las actividades fuera de la casa. Espacios públicos como parques, campings y playas: plantar árboles y disponer de espacios de sombra como techos, enramadas y construcciones. Lugares de trabajo al aire libre: proveer espacios de sombra a través de estructuras portables como toldos o construir techos livianos para las tareas que se realizan en lugares fijos y para la zona de descanso.


Vestimenta

Es aconsejable utilizar ropa holgada, de manga larga y con trama no muy abierta de manera que refleje la luz y evite el calor. La tela mojada brinda menor protección contra las radiaciones UV.



En relación al color, se ha comprobado que si bien la ropa clara es más fresca ya que refleja los rayos infrarrojos que aportan calor, los colores más oscuros son más efectivos para los efectos de los rayos UV que dañan la piel. Pueden usarse colores de la gama del azul, rojo, colores brillantes y fluorecentes.


Gorro

Utilizar sombreros de ala ancha (8 cm como mínimo) o tipo legionario (con visera y protección en la nuca). Un gran porcentaje de las lesiones en la piel aparecen en las zonas más expuestas al sol, siendo necesario reforzar la protección en la cabeza, cara, orejas y cuello.


Lentes

Se recomienda utilizar lentes de sol con filtro a las radiaciones solares UV-Ay UV-B, ya que se ha comprobado la relación entre la radiación UV y las cataratas.


Protectores solares

La utilización de protectores solares con el factor ante los rayos UVA y UV-B, colaboran en gran medida con la protección de la piel ante la radiación UV. Los protectores deben ser adecuados a la edad, el tipo de piel de la persona, la cantidad de tiempo que se expondrá al sol y la actividad a realizar.

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