Así se define a la imposibilidad de rebatir el prepucio para que quede expuesto el glande, es decir, llevar "la pielcita" que recubre el pene "hacia atrás" La conducta correcta ha sido tema de controversia entre padres, abuelos, pediatras y cirujanos.
Para tratar de ponernos de acuerdo, decimos que existe una fimosis fisiológica o normal en todo recién nacido, hasta los dos años de vida, que no condiciona síntomas, y por lo tanto no hay que tratarla ni realizar maniobras cruentas para lograr vencer esa dificultad "normal" porque:
Peligros de la fimosis en los niños
• Las adherencias entre el prepucio y el glande son muy firmes en ese momento de la vida y espontáneamente, en la mayoría, se liberan, luego de esa edad.
• La liberación brusca produce un trauma psicofisico muy importante, casi imborrable en esos niños, que luego temen cualquier otro examen clínico, por inocuo que sea.
• La liberación "a destiempo" produce lesiones sangrantes, que originan una cicatrización retráctil que puede conducir a una fimosis definitiva y, por ende, de solución quirúrgica.
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