Diarrea aguda es la que evoluciona en un período de hasta dos semanas. Constituye uno de los motivos más frecuentes en la práctica pediátrica y genera preocupación en los padres.
Las manifestaciones clínicas de la enfermedad, además de la diarrea propiamente dicha, pueden incluir los signos generales de una infección (fiebre, decaimiento, malestar general) y los derivados del proceso inflamatorio del tubo digestivo (vómitos, dolor abdominal, cólicos, distensión, gases).
Las deposiciones diarréicas, más acidas suelen producir "escaldaduras" de la piel de la zona perianal. Según qué porción del intestino esté más afectada, las deposiciones tendrán diferentes características. El compromiso del intestino delgado se manifiesta por deposiciones muy líquidas y explosivas (diarrea alta).
Si el compromiso es del intestino grueso, pueden ser de menor volumen, frecuentes y con moco (diarrea baja o colònica); estas últimas frecuentemente se presentan con pujos y tenesmos (sensación permanente de deseos de evacuar, acompañada de contracciones de los músculos evacuatorios).
Como se manifiesta la diarrea aguda en los niños
Algunas bacterias y virus se caracterizan por producir diarreas mucosanguinolentas, es decir, con mucosidad y sangre. Cuanto menor es el niño, mayor importancia tiene el cuadro de diarrea, en parte porque, a menor edad, mayor es la susceptibilidad a las infecciones, y menor la capacidad de "manejar" el equilibrio de los líquidos y minerales del organismo, por lo que está más expuesto a presentar la complicación más frecuente de la diarrea: la deshidratación.
Las mismas consideraciones con respecto a la seriedad de la enfermedad deben hacerse frente a un niño desnutrido. La diarrea en el niño menor de treinta días es una situación especial, que requiere un manejo específico y debe ser motivo de consulta inmediata al médico. Esto no significa que no se deba consultar tempranamente ante todo niño que presente diarrea.
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