En 1995, un grupo de científicos finlandeses descubrió que cuanto más mercurio tiene una persona en su cabello, mayor es el riesgo de que sufra una enfermedad coronaria. Incluso si se encuentra en bajos niveles, el mercurio dispara la oxidación de los lípidos en la sangre, lo que puede dañar el corazón, los vasos sanguíneos y otros órganos.
Del mismo modo, investigadores canadienses pudieron distinguir entre niños normales y aquellos con alteraciones en el aprendizaje con una exactitud del 98%, al analizar catorce elementos en el pelo.
Enfermedades asociadas a los minerales del cabello
Estos estudios indicaron que los niveles altos de plomo, cadmio, manganeso y niveles reducidos de cromo y litio son particularmente importantes para poder lograr esta distinción entre los dos grupos. Por su parte, la medición de plomo en 705 niños demostró que 98 tenían niveles elevados de este metal. La valoración psicológica inicial reveló una habilidad mental promedio baja en la mayoría de estos niños.
Otros estudios realizados con anterioridad demostraron desde la década del sesenta que los pacientes que sufren de anemia, hepatitis y nefrocalcinosis, muestran niveles incrementados de cobre en el pelo.
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