Se efectúa tratamiento de una fimosis cuando es sintomática, o sea cuando produce:
• Infecciones reiteradas a nivel del pene (balanopostitis)
• Dificultad al orinar: fuerza para hacerlo, chorro miccional largo y finito
• Infección urinaria reiterada
• Quistes de esmegma (formaciones blanquecinas que se observan por transparencia debajo de la piel prepucial, originadas por la imposibilidad de eliminación y de higiene de la secreción normal de las glándulas de tipo sebáceo que tiene el pene) que pueden originar infección por ser un excelente "caldo de cultivo"
• Presencia de anillo balanoprepucial (al rebatir el prepucio aparece un anillo cutáneo que "estrangula" el pene y dificulta la maniobra de exponer el glande). Esta última característica de presentación de la fimosis sintomática es muy importante, ya que puede ocasionar una urgencia quirúrgica llamada parafimosis.
Tratamiento de la fimosis en los niños
Durante la exploración o "manoseo" habitual, e incluso por erección, este anillo es llevado hacia "atrás" lo que ocasiona inflamación y edema del glande y trastornos vasculares que van en aumento con el correr de las horas y condicionan un accionar urgente de la cirugía pediátrica.
De presentarse los síntomas enunciados, una fimosis se define como patológica y, sin tener en cuenta la edad de presentación, la actitud es quirúrgica bajo anestesia general.
En aquellos niños que continúan con fimosis entre los 2 y los 6 años, sin síntomas, la conducta es expectante, enseñándoles a higienizarse y a efectuar delicadas maniobras de deslizamiento cutáneo, a fin de colaborar con la liberación de las adherencias balano-prepuciales que todavía pueden existir.
Recordar que es en este período cuando más puede observarse el anillo balanoprepucial y sus complicaciones. Más allá de los 6 años, la persistencia de la fimosis es un hecho irreversible que puede ocasionar trastornos en su futura pubertad, y por ende, es de indicación quirúrgica.
La cirugía en estos pacientes no tiene que reducirse al solo hecho técnico, sino acompañarse de una preparación pre y pos operatoria adecuada a la edad del paciente y a la preocupación de sus padres, ya que no estamos tratando "la fimosis de Juancito", sino "a Juancito que tiene fimosis". Esto último es de vital importancia, por las implicancias psicológicas que tiene el aparato genital en las distintas edades, las ideas de castración imbricadas en hijos y padres y las secuelas traumáticas de un mal manejo.
Por eso insistimos en:
• Utilizar una terminología adecuada para los niños y los padres, reemplazando el tan común "cortar" por "curar".
• Utilizar la anestesia general y no la local, porque la vivencia es de un ambiente quirúrgico frío, rodeado de personas extrañas que lo sujetan, con ruido de objetos metálicos y observando agujas, tijeras y pinzas que se le aproximan.
• Utilizar todos los medios analgésicos posibles para calmar el dolor posoperatorio.
• Utilizar el sentido común y la actual experiencia pediátrica clínica y quirúrgica, para otorgar a un problema simple, una solución simple.
0 comentarios:
Publicar un comentario